Gabriela Calderon

Un blog para discutir eventos politicos y economicos desde un punto de vista liberal. A blog for the discussion of political and economic events from a classical liberal point of view.

Wednesday, March 01, 2006

De la madre de Cabral, para Humala

Fernando Berckemeyer, analista

Como quiera que se trata de un hombre que, gracias a las precarias condiciones de todo tipo en las que aún elige el electorado peruano, no puede todavía descartarse como el próximo presidente del Perú, esta ignorancia suya nos concierne a todos los peruanos como pocos otros temas. Esto porque, como bien lo deberíamos de saber ya, la ignorancia económica actuando desde el poder se convierte rápidamente en el empobrecimiento (o la pauperización) de los que están debajo de él.

Una de las últimas veces en que el señor Humala ha ventilado su pavorosa indocumentación ha sido, curiosamente, cuando en su visita a la Sociedad Nacional de Industrias se esforzó por congraciarse con el empresariado nacional. Así, prometió "proteger" a las "empresas nacionales eficientes" --agregando que, como buen nacionalista, en un eventual gobierno suyo las favorecería frente a las empresas internacionales eficientes--.

Con esto Ollanta Humala ha demostrado no tener la más mínima idea, siquiera por aproximación, de lo que es la eficiencia ni, por cierto, de cómo funciona ese mercado al que él promete tanto controlar.

Y es que una empresa eficiente no es otra cosa que aquella que logra ofrecer a los consumidores la mejor calidad al menor precio de un determinado bien o servicio. Una empresa eficiente no necesita, pues, que la "protejan" desde el Estado --que le den un trato preferencial a través de normas jurídicas-- porque una empresa eficiente tiene la mejor protección, con perdón de la redundancia, en su propia eficiencia. Mientras tenga esta última, la eligirán los consumidores, los únicos verdaderos "explotadores" si es que hay tales en un mercado libre.

De hecho, si una empresa eficiente empieza a requerir "protección" es porque hay otra empresa más eficiente que, al ofrecer a los consumidores una mejor combinación precio-calidad, le está quitando clientes. Incluso si siendo eficiente, favores políticos le regalan "protección" a una empresa, las posibilidades están a favor de que esta pierda su eficiencia, porque con la llegada de los regalos estatales se van los incentivos que da la libre competencia para sudar por dicha eficiencia. Lo que es otra manera de decir que eficiencia y protección son términos antinómicos y que lo único que se puede proteger es la ineficiencia --que, por lo demás, en los hechos, es todo lo que el Estado en sus muchos embates proteccionistas ha logrado proteger jamás--.

Las declaraciones de Humala, entonces, solamente pueden agradar a empresarios mercantilistas. Esos mismos que no en vano siempre han lucrado con creces en los regímenes estatistas por la sencilla razón que, ahí donde se intenta crear riqueza mediante leyes, sobran las oportunidades para subirse a estas por tal o cual razón "estratégico-social", para irse de pachanga en el mercado.

En cambio, los empresarios eficientes --los que no tienen miedo de competir en beneficio de todos nosotros, los consumidores--, solo pueden tener una respuesta para las ofertas proteccionistas del señor Humala y, en general, para las del poder estatal. La misma respuesta que la madre de Facundo Cabral, luego de un concierto de su hijo, dio al presidente Alfonsín cuando este le preguntó si había algo que podía hacer por ella --y son sus palabras, no las mías--: "Señor presidente: con que no me joda, es suficiente".

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